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Acerca de la Ciudad y El Balón

  • Luis Adrián Plancarte
  • 2 may 2021
  • 6 Min. de lectura

Un suceso tan importante a nivel internacional como un mundial de futbol puede fungir como parte aguas para el impulso o detrimento de las ciudades anfitrionas. ¿Qué es lo que le espera a las ciudades luego de que el balón ha dejado de rodar? Algunas aprovecharan la oportunidad para comenzar su crecimiento y regeneración urbana. Algunas otras solo serán arrumbadas en el imaginario colectivo dejando como evidencia de la fiesta grandes espacios basura y una deuda millonaria.


Es casi siempre una obligación (o quizás una necesidad creada) que para la celebración de un suceso de tal magnitud se requiere la construcción de nuevos recintos, dignos de mostrar al mundo la mejor cara del país anfitrión. Edificaciones que representen el progreso, la tecnología, el poderío económico y la tradición del sitio en cuestión.


Al momento del arranque de las obras de dichos recintos, siempre reina la ilusión, los grandes discursos políticos de esperanza y un sentido de orgullo y pertenencia como casi nunca se suscita entre los pobladores. Las expectativas puestas sobre el evento son de un optimismo extremadamente alto con respecto a un éxito rotundo y beneficios para todos. Sin embargo, esto depende de que se conjuguen ciertas condiciones. Mismas que no siempre se dan y se traducen en grandes estadios e instalaciones abandonadas.


Las ciudades sufren transformaciones importantes como reflejo de la organización de un Mega Evento Deportivo. Aspectos urbanos, sociales, económicos y culturales se modifican desde la postulación de la candidatura hasta tiempo después tras la conclusión de dichos eventos.


Las transformaciones más perceptibles son sin duda aquellas referentes a la modificación del entorno urbano y arquitectónico de la ciudad. La cual no solo debe solventar las construcciones de grandes recintos de primer nivel para llevar a cabo las actividades deportivas, aunado a esto debe mostrar aptitudes en cuestiones de conectividad, equipamiento, economía e imagen urbana dignas de un lugar capaz de ser anfitrión de un evento de talla internacional.


Este momento es considerado como una gran oportunidad debido a que se pueden realizar diferentes transformaciones urbanas en un periodo corto de tiempo con condiciones favorables en aspectos sociales y políticos e impulsadas por la atracción de inversiones con participación de capital privado internacional.

Los mega eventos son usados entonces como vehículo para alcanzar objetivos relacionados con políticas públicas. Generando cambios en la estructura urbana, especialmente tomando en consideración que la mayoría de estos eventos requieren de un emplazamiento especializado. Si estos se realizan en conjunto con un plan previo respecto a la ciudad; estos pueden llegar a tener un papel asignado en el desarrollo de espacios o distritos específicos de las ciudades anfitrionas.


Por ello los mega eventos y las construcciones requeridas para poder llevarse a cabo pueden considerarse como “Mega Proyectos”, el cual, para garantizar el éxito y desarrollo, deberá de ser parte integrante de planes de desarrollo urbano de carácter general.


Dentro de los mega eventos, aquello que suele llevarse toda la atención es el recinto insignia, aquel recinto que será el escenario de las grandes hazañas deportivas. Pero este elemento insignia, se convierte automáticamente en emblema de la zona donde se ubica. El proyecto cobra relevancia conforme se entiende que este será el principal atractor de inversiones.


Es por ello que este tipo de eventos se etiqueten como detonadores del desarrollo, bajo esta condición es de vital importancia el emplazamiento de las instalaciones deportivas. Algunas ciudades optan por un lado la revitalización de las zonas centrales o importantes; algunas otras al contrario aprovechan la oportunidad para erigir los recintos en zonas degradadas con el objetivo de justificar la revitalización.


Es común que el emplazamiento elegido de los grandes estadios se focalice en zonas periféricas o industriales abandonadas, con el firme objetivo de que funja como detonante de desarrollo o reconversión de los espacios.


En condiciones normales es poco común que los desarrolladores e inversores apuesten a un área con déficit de infraestructura, sin embargo, el simple hecho de colocar la joya de la corona dentro de una zona con estas características, garantiza la reconstrucción o rehabilitación de la misma, tornándose inmediatamente en un sitio de interés importante.


Bajo estas premisas se deduce que el papel del mega evento es más que relevante en la evolución urbana, pues los recintos construidos pueden constituir un desarrollo emblemático que se convierta en la punta de lanza que lidere el desarrollo de una zona que en condiciones normales permanecería relegada.


Es importante destacar que ante las condiciones extraordinarias que se presentan en la celebración de un evento de esta índole, propician el aceleramiento del desarrollo; un proyecto urbano habitual tiene una duración que oscila entre los veinticinco y treinta años. En contraparte, un proyecto para alinearse a los requerimientos del cuaderno de cargos para una ciudad sede puede conseguirse en tan solo siete años.


No es raro que dentro de las copas del mundo aparezcan sorpresivamente entre las grandes ciudades del país anfitrión el nombre de algunas ciudades que parecen no tener mayor relevancia dentro del mismo. Sin embargo, su candidatura lleva consigo una consigna de usar el evento como impulsor del desarrollo de dicha ciudad.


El hecho de que los ojos del mundo se encuentren sobre las ciudades, así como la atracción de inversiones, generan un campo de oportunidad de construir o mejorar las infraestructuras existentes en la ciudad. Estas mejoras se centran principalmente en el área de transporte, seguridad, aspectos ambientales y mejora de espacios públicos.


Algunas ciudades aprovechan la ocasión no solo para impulsar el ámbito deportivo, buscan además darle un empujón al sector cultural por medio de la construcción de nuevos centros de cultura y arte.


La regeneración de la ciudad puede darse a partir de la celebración de los certámenes deportivos de gran impacto. Dadas anteriores experiencias olímpicas y mundialistas, la centralidad del legado construido se enfoca actualmente en la reutilización y reconversión de los recintos que solo son necesarios de manera temporal.


Una clave para poder lograr este cometido es vincular los lugares con las personas. La planificación de la reutilización de las sedes debe tener énfasis en dos niveles: los edificios y la visión mas amplia del legado que se persigue. La regeneración de la ciudad en base a la reconversión de espacios puede basarse principalmente en las siguientes dos estrategias: la regeneración de toda la ciudad o la intervención de un barrio.


Hablando del enfoque acerca de la regeneración de toda la ciudad, Este prioriza una visión general de la ciudad, en la cual los sitios construidos para el evento pueden contribuir, pero no pueden ser el foco principal del legado. Dentro de esta estrategia se sugiere que el evento deportivo podría promover la ciudad a inversores y visitantes, pero el foco de la regeneración seria la ciudad entera o algunas áreas dentro de ella, no los lugares designados para el recinto deportivo.


Mientras tanto la intervención de un barrio de la ciudad se enfoca en la reutilización de los lugares construidos para el evento basada en la creación de un barrio urbano alrededor de un sector económico. Con el objetivo de construir una base económica sólida que pueda contribuir a la promoción de la ciudad en su conjunto.


El objetivo dentro de esta estrategia es que las instalaciones construidas se conviertan en un barrio prospero dentro de la ciudad, construido a partir del estadio y los edificios secundarios como los centros de medios. Combinando edificios emblemáticos con oportunidades de integrar edificios de la zona fortaleciendo la economía. No obstante, esta estrategia podría promover la gentrificación de los negocios locales y el comercio informal.


Tomar en consideración la comunidad y los usuarios finales, así como los objetivos claros de lo que se pretende desde un inicio para el legado construido de los mundiales. Es una obligación en la búsqueda de conseguir la apropiación y aceptación del espacio, así como un posible uso posterior que pueda atender las problemáticas del territorio y regenere la ciudad.


No es una cuestión por demás sencilla, sin embargo, una correcta planeación y una visión más profunda que solo cumplir con el cuaderno de cargos de los organismos organizadores de los eventos pueden traer grandes beneficios a las ciudades. Que sin lugar a dudas presumirían de manera orgullosa lo que el deporte significo en el desarrollo de las urbes.


Que ruede el balón entonces, que la euforia de las festividades deportivas se escuche, pero que no se callen ni se pierdan entre las gradas de concreto, al contrario, que se unan a la petición popular de mejora, de igualdad y desarrollo, que se fundan con la sonrisa de los niños y los pobladores tras ver como la transformación de estos espacios hacen de su emplazamiento y su ciudad un lugar mejor.


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